Jesús Omar Belloso, un trabajador mecánico de 49 años de edad, sufría de “un dolor que no se lo deseo ni a mi peor enemigo” antes de llegar al Spine Institute Northwest. Para cuando él decidió hacer la cirugía debido a un nervio pellizcado, él había renunciado a “prácticamente todas” sus actividades debido a un dolor de espalda que dio lugar a entumecimiento. “Tuve que renunciar a todas las [actividades] porque no podía hacer nada, la mano se sentía entumecida”, Jesús recuerda. É´l no podía conducir, dormir, o incluso mantener una posición durante un período prolongado de tiempo — cada vez que se movía para tratar de aliviar el dolor, el dolor aparecía en una nueva parte del cuerpo.
Mientras que Jesús era el que experimentó el dolor físico, dice que “la persona que más sufrió fue mi esposa, porque ella tenía que conducir, y muchas veces me di por vencido de ayudarla con los niños, porque no podía ni ir por ellos.” También no podía trabajar, lo que él dice que afectó a su familia, “no sólo en cuanto a salud”, sino también en términos emocionales y económicos. É´l quería simplemente “sonreír de nuevo y recuperar la alegría de ser capaz de mover los brazos, las piernas, y descubrir que la vida seguía existiendo y ser feliz.”
A pesar de su intenso nivel de dolor, al principio Jesús estaba nervioso al ser remitido al Spine Institute Northwest. La idea de someterse a una cirugía le dio una considerable inquietud. Afortunadamente, hablar con el Dr. Salomón Kamson, y la investigación en línea que él hizo sobre los antecedentes del Dr. Kamson, le dio la confianza para seguir adelante. Como explica Jesús, Dr. Kamson “me mostró con un lápiz, lo pequeño que sería la abertura detrás del cuello, y eso me motivó.” El saber que no iba a necesitar una gran incisión, hizo una gran diferencia para Jesús. El procedimiento salió como el esperaba: “Si es necesario operar, es una operación que no duele — No sentí ningún dolor en lo absoluto.”
En el tiempo transcurrido desde su cirugía de columna mínimamente invasiva, Jesús pasó de un nivel de dolor regular de entre 7 y 10, a un nivel de sólo 2. Comenzó a regresar a sus actividades normales tres meses a partir de su procedimiento, y continúa sintiéndose mejor y regresando a su vida familiar y de trabajo. “Han pasado seis meses desde que tuve la operación”, dice Jesús. “Mi familia se siente feliz porque no estoy sufriendo como yo estaba sufriendo antes de la operación.” Sus esperanzas se hicieron realidad, también — Jesús sonríe de nuevo.
Escuche a Jesús describir su experiencia con Spine Institute Northwest y Dr. Kamson: